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El freno de la economía mundial

  • Foto del escritor: Etcétera
    Etcétera
  • hace 14 minutos
  • 3 Min. de lectura


Las principales economías del mundo comienzan a acusar el impacto de la guerra comercial y sus múltiples derivadas.


Según datos recientes, publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las principales economías del mundo están comenzando a sentir el impacto de un entorno económico más complejo, atravesado por niveles inusitadamente altos de incertidumbre y por las marchas y contramarchas de la guerra comercial. En ese sentido, el crecimiento se moderó en alguno de estos países y se contrajo en otros durante el primer trimestre del año.


En estos últimos se destacan Japón y Estados Unidos, que durante los primeros tres meses del año exhibieron una retracción trimestral del PIB de 0,2% y 0,1%, respectivamente. Entre los países que integran el G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Japón y Estados Unidos) la actividad apenas creció, consolidando un proceso de enfriamiento que comenzó en el segundo trimestre del año pasado. En el caso de la Unión Europea, la expansión trimestral del PIB durante los tres primeros meses del año fue levemente mayor (0,3%), pero la tendencia es la misma. Finalmente, en el caso de los países que están nucleados dentro de la OCDE, la variación del PIB también fue apenas de 0,1%, la tasa más baja observada durante el último año.


En efecto, los últimos datos difundidos para este conjunto de economías evidencian lo extendido del proceso de desaceleración que está caracterizando el devenir de la economía mundial. La misma problemática queda también de relieve al analizar las últimas proyecciones de los organismos internacionales, que pautan una revisión a la baja de las estimaciones para este año y el que viene.


¿Qué hay detrás de este fenómeno?


El enfriamiento de la economía mundial responde a una multiplicidad de factores, entre los que se destacan la escalada de los enfrentamientos comerciales, el incremento consecuente de la incertidumbre, el nivel de las tasas de interés, que permanecen relativamente altas ante la persistencia de la inflación, y el aumento de las tensiones geopolíticas. Estos factores han erosionado la dinámica del comercio mundial y han afectado las decisiones de consumo e inversión, lesionando por esa vía el crecimiento.


¿Qué implica esto para Uruguay?


La desaceleración de los principales países tiene efectos directos e indirectos que afectan en particular a las economías pequeñas y abiertas como la uruguaya. Por un lado, se reduce la demanda global de bienes primarios, lo que presiona a la baja los precios de exportación de productos como la carne, la celulosa y los granos. Esto impacta negativamente sobre los ingresos y sobre el balance externo de nuestro país. Además, dada la situación macroeconómica de nuestros vecinos, el enfriamiento de la actividad global puede implicar riesgos adicionales para Uruguay a través de ese canal, dada la potencial afectación a nivel del comercio de bienes y servicios, en particular del turismo.



Resta evaluar cuál será el curso de acción que adoptarán los principales bancos centrales del mundo, en particular la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y el Banco Central Europeo (BCE), que enfrentan un dilema particularmente complejo entre los precios y la actividad. Si deciden recortar sus tasas de interés, priorizando el estímulo de la actividad económica sobre los riesgos inflacionarios, el escenario externo podría ser menos restrictivo, dado que reduciría la presión sobre el costo y oportunidades de acceso a financiamiento. Por el contrario, si mantienen o incrementan sus tasas de interés, para evitar un eventual rebrote de la inflación, se profundizaría la desaceleración y se configuraría un escenario financiero más complejo.


A este respecto, cabe recordar que en su última reunión la FED mantuvo incambiada su tasa (desestimando las crecientes demandas y críticas de Donald Trump) y el BCE optó por recortarla, dado el impacto negativo asociado a la guerra comercial.


¿Estamos frente a una recesión global?


El enfriamiento de la economía global no necesariamente anticipa una recesión, pero ese riesgo no puede descartarse en el contexto actual. De hecho, la situación actual podría devenir en procesos de estanflación, que implican un estancamiento de la economía con niveles persistentemente altos de inflación. Un escenario como este es particularmente complejo, en tanto comprime el margen de acción de la política económica (lo que puede contribuir a revertir el estancamiento genera presiones adicionales sobre los precios y viceversa).

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